Festimad '98: Una retrospectiva/ comparativa

 


Érase una vez un verde y enorme parque en el que había un lago donde los patos nadaban tranquilamente y a sus anchas. Mientras ellos nadaban, miles de personas se acercaban a aquel lugar y ellos seguían allí, sin molestarse por nadie, ni por el atronador sonido que estaba a punto de comenzar. El lugar se llamaba Parque El Soto. El atronador sonido: Festimad '98.

Este "cuento" os hará reflexionar y a los que lo vivisteis, revivir esos momentos y marcar la diferencia entre lo que fue aquel festival y los festivales actuales. 

En nuestra historia (y en la historia del Festimad '98, lógicamente) el recinto se componía básicamente de dos partes. Una como zona de acampada y la otra en la que se realizaban los conciertos. Todo verde, lleno de árboles, lleno de vida... Y de todas las vidas que fuimos llegando poco a poco a aquel maravilloso lugar. 

Un inciso: en mi caso, gracias a un buen amigo que trabajaba en la organización, pude conocer todos los recovecos, ruedas de prensa y partes traseras de los escenarios. A Isa en aquellos momentos ni siquiera la conocía. Es más, no creo ni que tuviese edad para asistir sin control parental. 

Seguimos con el rollo: las dos zonas estaban separadas por una puerta pequeña, hecha de valla de alambre, de manera que si al recinto de acampada podías entrar con tu nevera, tu botellón, y lo que quisieras, a la zona de conciertos también lo podías llevar (y, por supuesto, cerca de allí había un conocido supermercado).

¿Os imagináis entrando con una nevera llena de botellas al Resurrection Fest o al Leyendas del Rock, por poner dos ejemplos? Por favor, si casi te cobran por mear en los baños. 

Y esos carteles... A lo mejor a vosotros no, pero yo estaba encantada de poder ver en un mismo fin de semana a Offspring, Pennywise Massive Attack, Suicidal Tendencies, Hellacopters, Motorhead, Millencolin (cuyo vocalista se dio luego un paseíto por el recinto y se hizo fotos con todos los que se la pedíamos...). Eso solo por citar algunos, que ya sé que más de uno ya estará salivando. 

Y si terminados los bolos seguías con ganas de marcha... Pum, te podías ir a la carpa de música electrónica. Todo ideal ¿verdad? 

Y ahora pensad en los festivales (tochos) actuales: gente criticando por las redes sociales, grupos que se reúnen y luego no van, precios de "hola, voy a vender un riñón y ahora vengo", colas y más colas, problemas logísticos (muchísimos, por lo visto). Gente disfrazada (🙄)

Vale, tengamos en cuenta que han pasado 26 años, pero...¿de verdad pensabais que todo podía cambiar tanto?

Nos encantaría que leyerais este artículo, opinión o como queráis llamarlo y nos contéis vuestras experiencias, sobre todo a los que ya tenéis una edad y habéis vivido ambos tiempos. Esperamos vuestros comentarios con amor. 

@niunpeloderubias

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