"El Cascanueces": Magia en el cine
En la tarde previa a la noche más mágica del año, queríamos contaros algo distinto y que rezumara arte y belleza.
Es lo que tenemos estas rubias, que por mucho que hablemos del punk, del underground,etc, sabemos que por encima de todo está el arte, en todas sus vertientes, y no podemos dejar pasar casi ninguna de ellas.
Para resumir un poco el por qué estamos aquí, tengo que comenzar con algo de mi historia: el año pasado, a mi edad y sin haberlo hecho nunca, decidí apuntarme a aprender ballet clásico, una disciplina que me apasiona y conmueve. Por razones laborales e incompatibilidad de horarios, este año no lo he podido continuar, pero tiempo al tiempo...
Pero como sigue siendo una de mis pasiones, el pasado 26 de diciembre acudí al cine a ver el ballet "El Cascanueces", tan apropiado para estas fechas.
Para quien no lo conozca, "El Cascanueces" es un cuento escrito en 1816 y que en 1892 el maravilloso Tchaikovsky compuso en forma de ballet, basándose esta vez en la adaptación "Historia de un cascanueces" escrita por Alejandro Dumas. En ella nos cuentan la historia de Marie, una chica a la que regalan un muñeco de cascanueces la noche de Navidad...y a partir de ahí surge la magia.
Pero lo que Tchaikovsky no sabía hace mas de 100 años es que esa magia iba a perdurar en el tiempo llegando a unos lugares llamados "salas de cine" y que cierta rubia junto a una amiga iba a vivirlo y a disfrutarlo de esa manera.
Y es que la forma de interpretar la obra por parte del Royal Ballet & Opera House no se puede describir con palabras. Vemos magia en cada paso, sin conocer realmente el esfuerzo que conlleva durante años, y el arte y la disciplina de todos y cada uno de los integrantes, tanto dentro como fuera de escena. Si a ello le añadimos la impecable interpretacion de la bailarina Anna Rose O'Sullivan, os tengo que recomendar que vayáis en próximas ocasiones.
Hay que estar atento a la cartelera del cine, ya que no en todos se emite y solo se hace un día y a una hora concreta, pero realmente merece la pena. Mucho. Y además, a precio de cine.
Eso sí, puede que a los que estéis más acostumbrados a ir a conciertos os ocurra igual que a mí, que ya por el final de la obra pensé hacia mí misma: "Ya tiene que quedarle poco, porque ya han sonado todos los temazos". En fin, que la cabra tira al monte.
Pero la cabra a veces también puede ser una señorita repipi.
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